domingo, 30 de agosto de 2015

Y vengo de ver el principito adaptado del libro de Saint-Exupéry. Donde nos muestra como perdimos a ese niño y asi perder esa capacidad de divertirnos con tan poco y ser felices. Para crecer y convertirnos en "adultos raros" por necesidad a la rutina de la vida diaria, que nos exige ser estructurados y seguir un mismo camino. Olvidandonos que lo esencial de la vida es invisible a los ojos, pero caemos en juzgar y  ver que hacen o dejan de hacer los demás y dejamos de buscar nuestra felicidad, cuando se encuentra dentro nuestro.
Creo que es bien clara la critica que hace Saint-Exupéry,  sobre los adultos al decir que somos raros cuando la vida es tan simple, somos nosotros los que nos complicamos, los que llevamos todo a lo visible y palpable perdiendo la capacidad de la imaginacíon y de la inocencia, tenemos todo calculado, todo programado y no dejamos que la vida nos sorprenda.
Y asi como la rosa del principito era única e irremplazable cada una de nuestras madres lo es, en cada enseñanza que nos dió. Y yo a la mia sé que la llevo en cada acción que realizo y cada dia tratar de ser buena persona desde donde yo lo veo, que tengo miles de errores, seguramente, pero busco de seguir creciendo en este camino del amor sincero. No permitiendo que mi corazón se endurezca antes las adversidades. Si no que al contrario, fortaleciendo ese Ser Interior que todos llevamos dentro.